lunes, 29 de septiembre de 2008

Un Hombre y un destino

Paul Newman (Shaker Heights, Ohio, 26 de enero de 1925 - Westport, Connecticut, 26 de septiembre de 2008)[1] fue un actor, director y productor estadounidense, ganador de dos premios Oscar de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood y un premio Globo de Oro de la Hollywood Foreign Press Association (Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood).

Tras varios papeles de extra, figurante esporádico y secundario con poco papel en varias series de la TV norteamericana ("Suspense" en 1949, "The web" en 1952), prueba suerte en el cine. Su primera película, The Silver Chalice ("El cáliz de plata" 1954) de Víctor Saville, cinta bíblica de lujosa producción y regulares resultados a nivel de crítica y público en su estreno donde compartía cartel con Pier Angeli o Virginia Mayo, ha sido descrita por el propio Newman como "la peor película de la década".

Su consagración definitiva como estrella de Hollywood se da en 1966 con su participación en una superproducción de cine negro que hace historia: Harper, detective privado (de Jack Smight supone una renovación formal y estilística de un género ya en decadencia pero que este film actualiza y reinventa -e inicia un subgénero que recoge Frank Sinatra en su trilogía sobre el detective Tony Rome en Hampa dorada, El detective y La mujer de cemento-, es uno de los films más taquilleros del año en medio mundo, y la crítica internacional arropa un film brillante que contaba tambien con Lauren Bacall, Shelley Winters, Janet Leigh, Arthur Hill, Robert Wagner, Julie Harris


La madurez interpretativa del actor llega con su aparición en la superproducción que, junto a la anterior Aeropuerto de 1970, inicia el subgénero de cine catástrofe: El coloso en llamas (1974), de Irwin Allen y John Guillermin, al lado de otras estrellas como Steve McQueen, Faye Dunaway o Richard Chamberlain.

En 1982 el cotizado actor resurge para ofrecer una de las mejores interpretaciones de toda su carrera, nominación al Oscar incluída, en la fenomenal Veredicto final de Sidney Lumet. Basada en un guión de David Mamet y con estructura teatral, Lumet construyó una pieza de enorme solidez, contundente y patética que deslumbra por su sencillez narrativa, los grandes trabajos de dos inmensos Charlotte Rampling, Jack Warden, James Mason y Milo O´Shea y su confeso coqueteo con el eterno cine de perdedores, tan querido por el cine norteamericano clásico. La historia de un abogado fracasado que se encuentra con un caso fácil en apariencia pero con trasfondo de poder -sin comparar con cómo se hubiese rodado en plan telefilm de sobremesa-, logra conmover de principio a fin. Tras este alabado papel, Newman reactiva su carrera y logra la respetabilidad definitiva con Harry e hijo (parcial autobiografía en sus relaciones con su hijo mayor, con el que salda cuentas a través de la realización del film) y, sobre todo, con la revisitación de "El buscavidas" que Martin Scorsese le brinda en 1986: El color del dinero le hace ganar un merecidísimo Oscar al mejor actor, a la par que su último gran trabajo en pantalla. En 1987 rueda su último film hasta la fecha como director: una adaptación de El zoo de cristal de Tennessee Williams que recibió buenas críticas y que, ciertamente, se ve con interés por resultados y reparto (Joanne Woodward, Karen Allen y John Malkovich).Desde entonces, el actor ha seguido rodando films, la mayoría en colaboraciones de lujo o papeles principales, entre los que destacan títulos como Creadores de sombra de Roland Joffé en 1990, la preciosista pero poco valorada Esperando a Mr. Bridge de James Ivory, la costumbrista Ni un pelo de tonto de Robert Benton, el excelente thriller con aroma de clásico Al caer el sol del mismo director (con un magnífico Newman secundado por Susan Sarandon y Gene Hackman), y la magnífica y nada despreciable Camino a la perdición (2002) de Sam Mendes, junto a Tom Hanks y Jude Law.

Llega un dia en el que nos damos cuenta de que todo el mundo, por increíble que parezca, mira al cielo para ver que una de sus estrellas ahora reluce más.
Por toda una vida de trabajo para deleitarnos con sus personajes, la mirada azul se ha apagado para brillar aun con mas fuerza.
Paul Newman estas en nuestra memoria.

1 comentario:

Cybernapya dijo...

Siempre nos quedarán sus trabajos... Es la mejor herencia, como siempre suelo decir...